Entre 2015 y 2019, pasaron del 2% al 7% del total de generación energética del país. Pero, a las restricciones financieras por la crisis, se suma la falta de definiciones del nuevo gobierno sobre el sector.
Se presenta un desafío frente a las energías renovables: sobrevivir. Las expectativas son pocas desde que la Subsecretaría de Energías Renovables de la gestión de Mauricio Macri pasó a tener rango de Dirección Nacional, bajo el nombre «Generación Hidroeléctrica y Energías Renovables«. Encima, Andrea Polizzotto, la funcionaria que se presentó al sector como tal no sólo no fue confirmada en su cargo: al cierre de esta edición, la versión más fuerte era que ni siquiera se la nombrará.
Por lo pronto, la Administración Fernández ya le confirmó a la industria que no habrá licitaciones públicas grandes. En consecuencia, las empresas continúan trabajando para mantener lo logrado en la gestión anterior.
Al cabo de cuatro años, la Argentina ocupa, por primera vez, el séptimo puesto en el ránking de países emergentes atractivos para el desarrollo de energías renovables que elabora el Bloomberg New Economy Forum. Y está entre los tres del mundo con más potencial en generación eólica y solar.
Lo conseguido durante el gobierno anterior fueron producto del Programa RenovAr, cuyo objetivo fue fomentar el uso de energías renovables para la producción de electricidad. En consecuencia, la estatal Cammesa, administradora del mercado mayorista eléctrico, licitó la generación de energías renovables a privados.
Si bien la Ley 27.191 fijó como target que las renovables produjeran el 8% del total de generación de energía hacia 2018, recién el año pasado se alcanzó el 7%. En 2015, representaban apenas el 2 por ciento.
«Nuestro país tiene una oportunidad única desde el punto de vista energético. Cuenta con vientos de la mejor calidad de los posibles en el mundo y supera a países con un desarrollo muy superior de la industria eólica«, dice Gustavo Castagnino, director de Asuntos Corporativos de Genneia. «Es importante que se cumplan los objetivos fijados en la ley, ya que, a pesar de las vicisitudes que pueda generar el marco económico general actual y su impacto en la industria de la generación eólica, el cumplimiento de esas metas debería ser un horizonte de referencia. Una guía para promover la instalación de nueva generación«, agrega.
En la Argentina, la energía eólica genera cerca de 4,7 gigawatts por hora (GWh) anuales. Equivale al consumo de más de 1,5 millón de hogares. Así, evita la emanación de más de 2,3 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año.
«La política del anterior gobierno se basó en dos pilares. Por un lado, la convocatoria a licitaciones públicas para suscribir contratos de abastecimiento (o PPAs) de energía eléctrica de fuentes renovables de largo plazo. Además, incorporó en esos contratos muchas prácticas internacionales, necesarias para que los proyectos puedan acceder al financiamiento en el sistema internacional«, explican Juan Cruz Azzari y Jimena Vega Olmos, socios de MHR Abogados, estudio jurídico con fuerte actividad en el sector.
En segundo orden, agregan, se implementó la regulación para que pueda volver a desarrollarse en el país un mercado a término de energía eléctrica, al menos, en cuanto a renovables. El objetivo fue que generadores y grandes usuarios puedan negociar y suscribir directamente entre ellos PPAs a largo plazo y con garantía de acceso prioritario al sistema de transporte.
En 2019, Pan American Energy (PAE) cumplió el primer año de producción del parque eólico Garayalde, en Chubut. Con una inversión de u$s 40 millones, fue uno de los primeros proyectos en firmar un contrato de abastecimiento de energía eléctrica con Cammesa. «Con 24,15 megawatts (MW) de potencia instalada, alcanzamos un récord de generación de 109.108 MWh en 2019, equivalentes al consumo de una población estimada de más de 30.000 hogares«, explican en la empresa.
«Garayalde logró factores de capacidad mensuales del 66%. Esto significa que el parque operó en un mes dado al 66% de su capacidad«, subrayan. «Este valor es de los más altos del país y del mundo. Para tener una referencia, en Europa, los mejores parques no llegan al 40% y sólo podríamos compararnos con factores de parques off shore en el Mar del Norte«, completan.
Ya en 2012, Genneia tenía en funcionamiento el parque eólico Rawson, con 43 aerogeneradores y una potencia de 80 MW. En los últimos años, construyó Madryn, Chubut Norte, Villalonga, Pomona y adquirió Trelew. Así, llegó a una potencia superior a los 570 MW, el 40% de la capacidad instalada. Además, desarrolló los parques solares Ullum, de 82 MW de potencia, en San Juan.
Al cierre de esta edición, Genneia había iniciado la operación de un nuevo parque eólico: Necochea, que habrá producido 158.000 MW hacia fin de año. La empresa también es dueña y operadora de siete centrales de generación térmica (615 MW). En los últimos años, concretó la de Cruz Alta y amplió la de Bragado. Esta central sumó cuatro turbinas GE, de 30 MW cada una, y aportó 118,2 MW más de potencia al Sistema Argentino de Interconexión (SADI). La generación estimada es de 1000 GW por año, con lo que se podrá abastecer a 335.000 hogares.
Viento en contra
«Si bien la actual situación del país retrasa la concreción, hay una estrategia clara y la rapidez del avance será en función de las condiciones de la economía. Hoy, la estrategia se basa en Vaca Muerta y el Plan RenovAr y está previsto que ambos tengan desarrollo«, indica Jorge Bacher, ex socio de la práctica de Energía de PwC Argentina y co-fundador de la firma de headhunting We Search. «Es clave hacer viable la confianza con los inversores para que los proyectos se puedan concretar. Por otro lado, para las grandes empresas, los proyectos energéticos son de largo plazo, más allá de los gobiernos«, agrega.
Una de las mayores dificultades que tuvieron que afrontar los proyectos fue la financiación. Primero, por el cuello de botella que se hizo -no pocas empresas resultaron adjudicadas sin haber conseguido el capital- y, en segundo orden, por las dificultades adicionales que planteó el escenario macro en los últimos meses. De hecho, la reimplantación del cepo cambiario trabó transitoriamente unos u$s 2000 millones en inversiones.
A esa incógnita, se suma la incertidumbre, acerca de las pocas (y poco alentadoras) señales que dio el nuevo gobierno.
Desde PAE, apuntan a que los proyectos en los que participan son resultado de las licitaciones públicas de energías renovables que se pusieron en macha años anteriores. «Entendemos que estos contratos serán respetados por el gobierno actual, debido a que hay financiamiento externo de largo plazo con agencias de crédito internacional comprometidos», confían.
Mismo optimismo transmiten en Genneia. «En lo relativo a los proyectos cuya construcción se vio afectada por la coyuntura macroeconómica, existe la voluntad de trabajar para encontrar soluciones que potencien el desarrollo del sector, sin afectar los intereses del Estado«, comenta Castagnino. Agrega que, para seguir en la senda del crecimiento, se requieren políticas que contribuyan a continuar el desarrollo del sector y fomenten la inversión en infraestructura, para lograr un marco normativo estable, que favorezca mayor volumen de inversiones.
«Entendemos que hay muchas oportunidades con la nueva administración para retomar el desarrollo del sector mediante el respeto de los contratos actualmente vigentes, el reordenamiento de aquellos que se encuentran en curso y que, producto de la crisis 2018/2019, requieren ampliaciones de plazo o modulación de sanciones; y el mantenimiento del programa de beneficios fiscales«, explican Azzarri y Vega Olmos.
«Un tema de relevancia es el transporte del Sistema Eléctrico. Hoy en día, cuenta con 39,6 GW de potencia instalada, con un exceso de capacidad de reserva bruta superior al 30%. Este nivel de reserva, si se consideran los niveles de demanda actuales y los compromisos asumidos por los agentes generadores, le permite al sistema operar con tranquilidad en el corto plazo. No obstante, el sistema debe estar preparado para responder llegado el momento cuando la demanda energética nacional, una vez más, comience a tomar fuerza«, desarrolla Castagnino.
Destaca que, entre los temas pendientes, hay que resaltar la complementariedad con Vaca Muerta, las ampliaciones y la recuperación de capacidad del transporte del Sistema Eléctrico, la estabilidad fiscal, la integración nacional, la celeridad de gestión y coordinación entre entes y organismos para que estas demoras no impacten en los costos de los proyectos y, en definitiva, el de la energía.
Desde la visión de las start-ups, Santiago Caniggia Bengolea, director de SolarLatam, opina que, también, hay un trabajo que hacer al nivel del usuario. «Hacen falta establecer reglas clara, como profundizar en la implementación de los beneficios planteados en la Ley 27.474 de generación distribuida, en donde se plantean líneas de financiación y bonos fiscales específicos para proyectos de energía solar para autoconsumo«.
«Aún hay que normalizar el mercado eléctrico desde lo macro en lo que hace a tarifas y funcionamiento del mercado spot porque impide que se sigan desarrollando proyectos. Además, es necesario tomar medidas para que una parte importante de los proyectos en curso puedan ser viabilizados, a pesar de la crisis económica«, plantea una fuente del sector.
«Sin duda alguna, durante 2020, deberían adoptarse medidas que permitan tornar viables aquellos proyectos que -teniendo contratos celebrados con Cammesa o en el mercado a término-, hoy, se encuentran en riesgo por problemas y demoras generados como consecuencia de la situación macroeconómica«, señalan Azzarri y Vega Olmos.
El 24 de enero venció la fecha límite para hacer el trámite administrativo que implica la nueva convocatoria para rubricar contratos PPA que se adjudicaron en el marco de la última licitación de energías limpias, Ronda 3 de RenovAr. Allí, se adjudicaron 38 proyectos, por 259,08 MW de potencia, a un precio promedio de u$s 67 por MWh. Estos emprendimientos representan inversiones por más de u$s 368 millones y generarán más de 1000 nuevos empleos, entre la construcción y operación y mantenimiento.
PAE se encuentra en la construcción de dos parques eólicos en la localidad de Puerto Madryn, en sociedad con Genneia. Los parques Chubut Norte 3 y 4 tendrán, en total, 140.40 MW de potencia instalada y contarán con 32 aerogeneradores que se conectarán al SADI, a partir del tercer trimestre de este año. En la construcción, están trabajando alrededor de 900 personas y la energía generada por estos parques equivale al consumo de más de 197.000 hogares, que reduce de manera significativa las emisiones de CO2 al medio ambiente.
Los proyectos implican una inversión estimada de u$s 190 millones y contarán con una financiación provista por el banco KfW, con garantía de la agencia alemana Hermes.
Además, por su lado, Genneia ya entró en operación con el Parque Eólico Vientos, de Necochea, en sociedad con Centrales de la Costa Atlántica, y planifica el ingreso del proyecto Chubut Norte II (26 MW), destinado al Mercado a Término de Energías Renovables.
Por otro lado, YPF Luz recibió un crédito internacional de hasta u$s 150 millones para el desarrollo y construcción del parque eólico Cañadón León, ubicado en Santa Cruz. Va a generar 120 MW de potencia de fuente renovable y tendrá una capacidad de 53%, un nivel de eficiencia de los más altos del mundo. La operación, que consiste en un crédito de BNP Paribas Fortis, de hasta u$s 100 millones, con garantía de Euler, y un préstamo de la US International Development Finance Corporation (DFC) por otros u$s 50 millones, generará 400 empleos en etapa de construcción.
La gran incógnita de YPF
YPF Luz es el nombre del ambicioso proyecto de energía eléctrica que, con una plataforma importante en la generación de fuentes renovables, la petrolera estatal argentina emprendió con General Electric (GE) y que, ahora, tiene al fondo chino Silk Road como inversor.
El año pasado, la empresa había conseguido u$s 400 millones para financiar sus inversiones. Consiguió sus primeros contratos de abastecimiento y proyectaba alcanzar, en 2020, una generación de energía eólica superior a los 400 MW. Pero la concentración de recursos en los hidrocarburos no convencionales, el nuevo foco de YPF tras la llegada de Guillermo Nielsen a su presidencia, abre interrogantes sobre las apuestas por otras energías, algo que había sido estratégico para su antecesor, Miguel Gutiérrez.